lunes, 15 de enero de 2007

FUTURAMA


Denostada por el gran público, incomprendida, siempre a la sombra de Los Simpson. O la odias o la amas. Así es Futurama.

Me sitúo entre los fanáticos de la serie. Sus capítulos intercalan obras maestras con otros, que aun siendo de más bajo logro, se visionan con agrado.

Impacta la labor de los guionistas. Derroche de imaginación, torrente de originalidad. Increíble concentrar en los poco más de 20 minutos que dura cada episodio, un elenco de situaciones y diálogos que, siguiendo la tradicional estructura de exposición, nudo y desenlace, consiguen que no despegues la vista de tu LCD, mientras se van encajando todas las piezas, en un puzzle de perfecta finalización.

Mención aparte merece un personaje: Bender Bending Rodríguez. Un robot borracho, trazado con pluma maestra, que con su sola entrada en escena eclipsa al resto de compañeros (excepción hecha de su sosias, Flexo, el cual aparecerá muuuuy de vez en cuando).

Ése es precisamente uno de los mayores logros: la importancia de los personajes secundarios. Fry, el supuesto protagonista, queda siempre relegado a un segundo plano ante la arrolladora presencia de Bender, Zoidberg, el viejo profesor, Leela, Brannigan...

Para la posteridad el siguiente diálogo entre Leela y Bender:

Leela.- (con curiosidad, a Bender) No sabía que los robots bebiérais whisky...
Bender.- (ofendido) ¡Puedo dejarlo cuando quiera!

¡Qué gran tipo!

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