Me he comprado una cámara digital Olympus E-500 Evolt con objetivo profesional Zuiko 14-54 (28-108 en 35mm) 2.8-3.5.
Y es que, una vez vencido el período durante el cual hemos salido retratados en infinidad de cámaras compactas, ha llegado el turno de las réflex digitales.
Pues hala, a gastarse la pasta. En la cámara y en los objetivos. Doble pasta, pues. Collons amb el pare.
Pero ojo. Éstos son unos euros bien gastados. Sin entrar en farragosos detalles técnicos, pasemos a ver.
La caja de luz luce sólida, firme, resistente. Evidentemente, no llega a ser una inversión, pues de acuerdo con la doctrina pinillesca, los dispositivos digitales carecen de ese valor intrínseco inefable que caracteriza a los analógicos, cuyo valor o, quizá mejor dicho, autenticidad, se ve incrementado con el paso del tiempo. Aquí nos encontramos con un dispositivo digital con un cierto "toque" analógico.
Pasemos al objetivo. Lo forma una lente de primera clase, cuyo mecanismo es, obviamente, 100% analógico, con lo cual, pasarán los años y seguiré disponiendo de un cristal absolutamente brutal, rico en matices y fiel a la cromática del entorno.
¿Más opciones de compra? Por supuesto que sí. Tenéis un amplio abanico de réflex digitales en el mercado. Pero, en mi opinión, deberíais ceñiros a la aquí analizada o a las también altamente recomendadas Canon EOS400 (¡sí, sí, es la de Pinillo!) y Nikon D80.
Por último, recordad que la calidad de lente debe ir pareja a la calidad de la caja de luz. No olvidéis que la máxima calidad de un equipo la determina el elemento de menor calidad que lo integra.
Con lo cual es seguro que el gasto reembolsado por el objetivo supere al de la cámara. Y tened presente que vais a necesitar más de un objetivo, ya sea una lente o una tía (o un tío)…
Joder con la tecnología.
Y es que, una vez vencido el período durante el cual hemos salido retratados en infinidad de cámaras compactas, ha llegado el turno de las réflex digitales.
Pues hala, a gastarse la pasta. En la cámara y en los objetivos. Doble pasta, pues. Collons amb el pare.
Pero ojo. Éstos son unos euros bien gastados. Sin entrar en farragosos detalles técnicos, pasemos a ver.
La caja de luz luce sólida, firme, resistente. Evidentemente, no llega a ser una inversión, pues de acuerdo con la doctrina pinillesca, los dispositivos digitales carecen de ese valor intrínseco inefable que caracteriza a los analógicos, cuyo valor o, quizá mejor dicho, autenticidad, se ve incrementado con el paso del tiempo. Aquí nos encontramos con un dispositivo digital con un cierto "toque" analógico.
Pasemos al objetivo. Lo forma una lente de primera clase, cuyo mecanismo es, obviamente, 100% analógico, con lo cual, pasarán los años y seguiré disponiendo de un cristal absolutamente brutal, rico en matices y fiel a la cromática del entorno.
¿Más opciones de compra? Por supuesto que sí. Tenéis un amplio abanico de réflex digitales en el mercado. Pero, en mi opinión, deberíais ceñiros a la aquí analizada o a las también altamente recomendadas Canon EOS400 (¡sí, sí, es la de Pinillo!) y Nikon D80.
Por último, recordad que la calidad de lente debe ir pareja a la calidad de la caja de luz. No olvidéis que la máxima calidad de un equipo la determina el elemento de menor calidad que lo integra.
Con lo cual es seguro que el gasto reembolsado por el objetivo supere al de la cámara. Y tened presente que vais a necesitar más de un objetivo, ya sea una lente o una tía (o un tío)…
Joder con la tecnología.

