Ya llevo un tiempo queriendo escribir sobre ello y hoy, por fin, voy a tratar de enumerar los 10 locales de ocio que llevo siempre conmigo, como sobre mi piel tatuados. Los 10 locales de copas donde mejor lo he pasado. Ojo. Quedan excluídos los restaurantes. Ésos tendrán un post aparte (y ya sé en cuáles estáis pensando).
A ver qué os parece. Me gustaría también que me comentáseis cuáles son vuestros favoritos.
Por lo que a mí respecta, el puesto número 10 lo ocupa:
10. RIVER
Lérida. Campos Eliseos.
Que nadie se sorprenda. Arquitectura colonial, entorno bucólico, amplitud... ¿Existe algún otro lugar así? Qué va. Menudas fiestas se liaron allí a principios de siglo... Es el típico local que si lo viéramos en otras ciudades, lo envidiaríamos por su originalidad. Por cierto, mucho mejor la planta baja.
Dicho esto, retrocedamos en el tiempo un largo trecho para llegar al puesto número 9:
9. EL CORZO
Me imagino que muchos os habréis quedado in albis.
Ahora ocupa su sitio el D-Vinis. Previamente, Asador Vasco, San Siro y algún otro que ni recuerdo han mancillado con su presencia ese insigne lugar.
En la planta subterránea de El Corzo se alojaba la bodega. En la planta subterránea de El Corzo se alojaba la fiesta. Mesas largas de madera, barriles por doquier y cerveza. Mucha cerveza.
Por sus bafles sonaban Nacha Pop, Los Secretos y Gabinete Caligari.
Corría el año 1.986.
Despertemos de nuestro letargo y recorramos 150 quilómetros, dirección oeste, destino Zaragoza. Un clásico, de visita obligada. El número 8:
8. CAFÉ DE LA ROSA
Tías, tías y más tías. Y fiestón. Y cubatas. Y tías.
Por cierto, no es un café. Es un bar. De tías.
Muy a nuestro pesar, volvamos a Lérida. Vale la pena, porque el puesto número 7 es para:
7. CHAPLIN
Principios de los 90. Zona de los Vinos. El actual presidente de la UE Lleida abrió este local, de aspecto ruinoso. Un garito en toda regla, vamos. Muchísimos cubatas en poquísimos metros cuadrados.
¿Camareros? No había. Éramos nosotros mismos. ¿Música? La que traíamos de nuestras casas (sí, allí sonaba Patio de Luces, mítica banda leridana de aquel tiempo, :)). ¿Juerga? Toda y más.
Ahí queda eso.
Vayamos ahora a la playa. En el número 6:
6. MUSGO
¿Que no sabes cuál es? Mira, si no has estado en Musgo, plantéate qué es lo que quieres de la vida.
Vale que ya cerró, pero bueno, tampoco hace tanto... Bueno, igual sí. Sobre el 92 o 93. ¿Y qué? Para siempre quedarán en el recuerdo aquellas tardes, antes de ir a Flash-Back, o incluso sustituyéndola...
Igualmente inolvidable la tarde-noche de las 48 cervezas entre el Pare y Laguna...
En fin, no nos emocionemos, porque ahora sí que sólo queda lo mejor de lo mejor. En el quinto lugar:
5. QR
Que a nadie se le escape ninguna lagrimita. Lo sé. Es uno de los históricos de Salou. Y su cierre es una grandísima pena.
Íntimamente ligado a El Tirol, no puedo hablar del uno sin el otro. Por cierto, ya os podéis imaginar que El Tirol guardará un lugar destacadado en la clasificación de restaurantes míticos...
Jarras de cerveza a primera hora, ésas que caen bien, ésas que te preparan para el resto de la noche, para una juerga única y espectacular. La acera invadida, el personal moreno, coches en doble fila y un gran ambiente, QR en definitiva.
Sigamos en Salou. Sigamos con otro histórico. Señoras y señores, pasen y vean. En el puesto número 4:
4. FLASH-BACK
Años y décadas y sigue ahí, en primera línea. Su presencia, a la entrada de Salou, es intimidatoria, cual tigre agazapado, a la espera de saltar sobre la presa.
En nuestro caso, más bien fuimos nosotros los que saltamos sobre ella. Concretamente una tarde de 1.987, que escalamos la valla del jardín para colarnos, sin advertir que aun no habían abierto...
Flash nos vio nacer, nos ve crecer y nos verá envejecer.
Bueno, bueno, vamos llegando al podio. Medalla de bronce para:
3. SAO BRASIL
Es realmente difícil explicar la importancia de Sao en la noche de Salou. Sobre todo, durante su primera y segunda etapa. Allí sucedieron cosas. Es todo cuanto acierto a decir, tal fue su grandeza.
Muy poquito por encima, sino en un justo empate, llegamos al segundo puesto, también en Salou:
2. TUTUT
Recuerdo la primera vez que entré allí. Sentí alegría. Y también pena. Pena por haberme perdido aunque fuera una sola noche en ese local, cuya mejor identificación fue la fiesta, las copas y las tías. Y los Nikis. Y Rafaella Carrá, y Miguel Bosé. Ésa era la música que allí sonaba, sobre un murmullo permanente de gente pidiendo más y más cubatas.
Tutut ya no existe. Mejor. Dudo mucho que mi salud hubiera podido soportarlo.
Por fin, llegamos al número 1. Curiosamente, el garito más pequeño, es también el más grande:
1. BANANA
Lérida, los Vinos, un poquito más arriba que el Chaplin. Entrar en el Banana un sábado a las 20:45 h era ser testigo y partícipe de la fiesta más auténtica que haya existido nunca. Afortunados nos podemos sentir los que allí estuvimos, porque no habrá nada igual.
No le recuerdo ni una sola tarde tranquila. Entrar en ese local te transformaba, te agitaba de dentro hacia fuera, de manera inexplicable.
Allí comenzaron a pinchar las canciones de Patio de Luces, como la súper-fiestera Que corra el aire.
Y de allí expulsaron al mismísimo Pinillo Sábado, qué mayor prueba de la prevalencia del local sobre las personas, por muy relevantes que éstas fuesen.
Y es que el Banana no era un garito mítico.
Era místico.